Tres franquicias pioneras en sectores tradicionales

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Una heladería y crepería slow-cream, una cadena de alojamientos turísticos y un gimnasio especializado en la práctica del boxeo.

Conseguir el éxito de un nuevo negocio en un sector tradicional es cada vez más complicado. Para lograrlo, las empresas buscan nuevos conceptos de producto, especialidad y organización con los que diferenciarse de sus competidoras. En este artículo te mostramos tres ejemplos de franquicias que siguen esta máxima, con el horizonte de dar una vuelta de tuerca a actividades ya maduras.

MARTONELA

«Con un modelo pionero, Martonela sigue la filosofía del slow-cream, con un producto recién hecho». Ésta es la carta de presentación que desde la central hacen de un concepto con unos valores que tienen que ver con una «alta rentabilidad de negocio y la fácil gestión de la franquicia».

Para tejer su red, la cadena busca un perfil de franquiciado «con capacidad de gestión, espíritu emprendedor, capacidad de trabajo, implicación en el negocio y que siga siempre la filosofía de Martonela». Con el foco puesto en facilitar la inversión, la marca plantea dos modelos de negocio: por un lado, un formato quiosco, con una superficie mínima de 16 metros cuadrados, y, por otro, la modalidad de local, con una superficie de 35 a 150 metros cuadrados.

De los aproximadamente 69.500 euros que un futuro asociado debe invertir para formar parte de la red de la compañía, al menos el 40 % debe financiarse a través de recursos propios. Una vez este haya hecho el desembolso, la central se encarga de prestar apoyo de formación inicial en el negocio y preparar la estrategia de marketing de lanzamiento.

GRUPO BOSSH! HOTELS

La nueva cadena de alojamientos turísticos de origen gallego fue fundada por Daniel García con un pequeño hostal en la ciudad de Santiago de Compostela. Una de las fórmulas que han puesto en marcha y que empieza a dar sus frutos se basa en la búsqueda de alianzas entre establecimientos hoteleros vecinos.

Conforme a esta línea de negocio, un hotel se erige en una especie de central que orienta y colabora con otros hoteles pequeños y negocios individuales que operan alrededor. Uno de estos proyectos se está desarrollando ahora bajo la enseña de Bossh! Hotels en la calle Fuencarral, de Madrid, donde se construye un hotel boutique que, a modo de plataforma, dará servicio a otros apartamentos turísticos que sean de calidad ubicados dentro de un radio de 350 metros. De esta forma, los clientes de estos apartamentos podrán compartir gran parte de las ventajas que disfrutan en el hotel. El mismo concepto quieren expandirlo por ciudades como Vigo, Bilbao y Alicante.

FIGHTLAND

Con un núcleo de clientes enfocados a la práctica del boxeo, Fightland, que cuenta con cuatro locales -tres propios y uno asociado- en España, se encuentra en fase de expansión a través del sistema de franquicia.

Con una elevada inversión -unos 275.000 euros- y un local de grandes dimensiones -un mínimo de 400 metros cuadrados-, la franquicia estima en dos años y medio el plazo medio de retorno del desembolso inicial. Como localizaciones preferentes, la compañía establece zonas de nivel de renta media o media-alta, con una alta densidad de población.

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